El arte de los zapotecas admira por la maestría con que trabajan la piedra, especialmente en los diseños decorativos que abundan en su arquitectura. Los bajorrelieves y las pinturas murales constituyen algunos de los fragmentos más preciosos del arte prehispánico. Destacan especialmente los diseños de guerreros y cautivos, que señalan la importancia de los conflictos bélicos en la sociedad. Cabe mencionar los diseños denominados “danzantes”, que presentan personajes en actitud de sacrificio y sometimiento. La arquitectura del periodo final de esta cultura se caracteriza por una profusa decoración tipo mosaico, tablero y grecas.
Las urnas llamadas funerarias, porque donde más a menudo se encuentran es en tumbas y con entierros, son característicos de la cultura zapoteca. Esas urnas o esculturas de cerámica (hechas de una arcilla gris clara de grano fino cocida hasta endurecer mucho) presenta una forma básica que fue establecida en tiempos de Monte Albán I: Una vasija cilíndrica con una figura al frente y con la parte posterior generalmente abierta hacia arriba. No se ha hallado ningún contenido en las vasijas.
En tamaños que varían entre alrededor de siete centímetros y un metro y medio, persisten desde Monte Albán I hasta el fin del periodo IV
arte y arquitectura zapoteca
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